miércoles, 22 de febrero de 2012

Te conozco mascarita

Bueno señores, es un hecho, como cada año, el Carnaval ha llegado a la isla. Las calles se visten de color, se llenan del sonido de las murgas y la gente coreando sus letras, se corona a la elegante reina de las fiestas (cuestiones de justicia y méritos a parte... mucho politiqueo suelto ejm ejm) entre otras tradiciones. Esta fiesta tiene dos caras: la comentada hasta ahora como versión para todos los públicos y la cara oculta-nocturna.

Generalmente, cuando pasa la medianoche, la gente se transforma (ojo, no me refiero a los disfraces) y justifican la fiesta como un "todo vale". Eso tampoco se puede consentir, pues una cosa es divertirte en buena compañía y otra que tenga que intervenir el servicio sanitario porque no te tienes en pie (literalmente), por no mencionar cuando les toca el turno a policías y demás personal de seguridad (vergonzoso, si me permiten la licencia) Ahora mismo estamos en el ecuador de las fiestas, mientras unos retomamos la rutina semanal convencional, otros afortunados cuentan con días libres (valórenlos señores)

Desde aquí solo pretendo lanzar una reflexión, aún queda un fin de semana de piñata (clausura de carnavales para los no informados) ¿por qué no disfrutarlo sin que se nos vaya de las manos? A pasarlo bien, pero con dos dedos de frente (o cuatro si hace falta)

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