domingo, 18 de mayo de 2014

Promoción XLI - 2008-2014

La ocasión se merece que sacuda un poco el polvo virtual que ya acumulaba el blog. El día llegó, señores. Atrás queda ese septiembre del 2008, en un atestado pasillo de la facultad de medicina, cuando todos nosotros cruzábamos las puertas del aula 1 "a codazo limpio" para conseguir un buen sitio... (cómo cambian las cosas, ¿eh?). Y en un parpadeo, llegó la fecha, ese 17 de mayo de 2014 en el que se convirtieron en los doctores del día de mañana.

He tenido la noche para serenarme, pero aún soy incapaz de describir todo lo que sentí. Alegría, emoción, nostalgia, envidia, congoja, orgullo... una miscelánea de sentimientos que encuentra el equilibrio en la satisfacción por mis compañeros y amigos. Rencillas, malentendidos, tensiones a destiempo... como en las mejores familias, pero al final se les coge cariño. Tres años hace que les pedí el divorcio, para encontrar mi felicidad profesional en los brazos del campus guajarvense, pero el corazón me dio un vuelco al verme en el vídeo de imágenes de recuerdo. GRACIAS A LOS ENCARGADOS, un detallazo en toda regla que no se me olvidará. 

El orgullo y el amor me inundaron cuando escuché "Bethencourt Martín", "Díaz Hernández" y "Hernández Hernández". Son mis molones, mi apoyo, mis amigos, mi familia, parte de quien soy. Esta entrada es para ustedes en especial, porque se lo merecen. Si bien, tengo que reconocer que se me rallaron los ojos en otro momento, en concreto entre los apellidos "González Escudero y Lima Modino", con algún que otro infiltrado en medio (y algunos otros a los que eché en falta), fueron mi primer grupo, mi mesa 5, tras prácticas de repaso y trabajos entregados, por fin los veo graduarse. Y otras personas, con las que no empiezas la promoción, pero se hacen un hueco hasta el punto de ser una parte más de tu vida (entre ella y yo sabemos de quien hablo, no hace falta más explicación).

Compartir la velada con mi otra molona, desde la barrera, es también digno de mención. Solo te digo que nuestro día llegará, sea cuando fuere y que todos los molones estaremos presentes para ser testigos de ello. 

Esta es una entrada que sentía que debía escribir. Entre risas, llantos, reflexiones, discusiones, fiestas, viajes y mucho sacrificio, por fin, llegó vuestro día.

¡ENHORABUENA A LA MEJOR PROMOCIÓN DE TODAS, LA PROMO 41!



sábado, 18 de enero de 2014

Amor en sepia

A veces viene bien poner un granito de arena para cambiar la tónica general. Como bien es sabido por todos los universitarios, enero se ha convertido en un enemigo en cuanto a tiempo de ocio y descanso se refiere. Si sacamos un rato para entretenernos, que no sea rememorando agobios, fechas de entregas, temas que nos quedan por mirar o subrayar. Suerte desde aquí a todos y a lo que vamos.

Vivimos en un mundo que tiene interés por explicarlo todo. Contamos ya con importantes avances en muchas áreas (y otros tantos que aún están por llegar) y el desarrollo de lo inmediato se ha convertido casi en una necesidad. No obstante, paremos un segundo y pensemos en nuestros predecesores. ¿Cómo se veían? ¿Y las odiseas para estar en contacto? ¿Cómo pasaban el día (o la semana) sin saber de esa persona que les llenaba el corazón?

Si bien es cierto que era otra época, la mentalidad era diferente y la ignorancia, hasta cierto punto, actuaba como una barrera, ya que si no había noticias buenas, tampoco había pérdidas que lamentar. Pero los sentimientos son tan reales como los que sentimos en esta época. Intensos, inefables, inmensos y, sobre todo, pacientes.

En ocasiones, la conexión entre dos personas no puede explicarse o encuentras sorpresas a niveles que no puedes sospechar. Y para muestra un caso que conozco. Más de 50 años de matrimonio, varias hijas, muchos kilómetros e interminables esperas a sus espaldas. Toda una vida juntos, de alegrías, momentos amargos, ilusiones, proyectos y apoyo incondicional. Para llegar un día y, sin saberlo, acabar comprando el mismo número de lotería que el otro. De entre todas las posibilidades, números, combinaciones aleatorias y décimos de la tienda, optan los dos por la misma elección. No sé a ustedes, pero a mí me da mucho que pensar, al mismo tiempo que no puedo evitar reprimir una sonrisa.