domingo, 28 de octubre de 2012

Pequeñajos

Recientemente he tenido el privilegio de hacer un poquito de trabajo de campo como futuro psicólogo, y me ha gustado tanto la experiencia que no quiero dejar pasar la oportunidad de comentarla. Diré que puedo llegar a entender la satisfacción que sienten educadores, pedagogos, pediatras y todo aquel profesional que se dedique a los pequeños de la casa: los niños.


 En mi caso, tenía que recopilar dibujos de los pequeñines de distintas edades a la vez que tomaba notas sobre su actitud, cómo cogían el color, su distribución... (cada cual varía según la edad del chiquitín) A mi amigo D y a mí nos tocó lidiar con los más complicados: los enanos de 2 - 3 años. Pero a la vez los más divertidos, porque son los más inocentes, los más puros, no van a estar sesgados por la timidez o la vergüenza, son quienes son, en todo su esplendor (y eso es algo maravilloso)

No puedes llegar y tenerlo todo hecho, tienes que ganarte a esos niños y para ello haces lo que haga falta: te arrodillas para ponerte a su altura, cambias tu tono de voz, sonríes en exceso, les prestas atención... Lo que sea para ganarte un pedacito de su confianza. El momento más gratificante de todos es cuando lo has logrado y para mí llegó de un modo muy especial. Mientras jugábamos en el suelo, ordenábamos unos platos y  me señalaban fotos donde estaban ellos, se me ocurrió probar una hipótesis de confianza con ellos. Había que guardar unos juguetes en un baúl y le dije a uno: "Yo no sé donde se guardan, ¿me llevas?" a la vez que le tendía la mano. No pueden imaginarse el regocijo que sentí cuando me la estrechó y tiró de mí hasta el baúl. En ese momento no sé quien era más niño, si él o yo, por la inocencia e ilusión que ambos desprendíamos.

Lo genial de mi carrera es que te va abriendo puertas según vas avanzando, y la parte infantil ha llegado a mi cabeza, pisando fuerte para hacerse un hueco al grito de "aquí estoy yo, tenlo en cuenta". Y supongo que habrá que hacerle caso. Gracias a mis queridos I, D y B, mis enanos, mis locos bajitos, los pequeñines que robaron un trocito de mi corazón.

jueves, 18 de octubre de 2012

Tarde de lluvia

"Let the rain fall down and wake my dreams, let it wash away my sanity..."

Bienvenido otoño, ahora es cuando empiezas a hacerte notar. La lluvia ha llegado señores. Así que ya saben, a desempolvar los abrigos, limpiar las botas y tener un pañuelo o una bufanda a mano. Muchos (entre los que un servidor se incluye) tenían ganas ya de que empezara a sentirse un poco el frio, el cambio de estación en todo su esplendor. Si bien, nunca llueve a gusto de todos (y eso que la expresión me viene al pelo) A despedirse de las mañanas en la playa, las bermudas o los helados a cualquier hora, momento y lugar. Puede sonar un tanto drástico eso de la despedida, solo es un "hasta luego" momentáneo, no se me vayan a preocupar. Con este tiempo es inevitable ponerse a pensar en qué cosas puedes hacer en una tarde de lluvia y por más vueltas que le doy, el factor "compañía" no deja de aparecer tú (mi pequeña oda a un profesor, confío en que mis psicocompis lo pillen)

 Si estás solo, las opciones son casi claras: o te vuelcas en el trabajo/estudio/proyectos o te dedicas al tiempo de ocio y personal. Y dicho así suena bastante interesante, apetecible incluso. Además, no digo yo que eso no sea imprescindible en determinados momentos, que lo es, lo digo por experiencia. Pero... ¿y si te acurrucas junto a alguien? No vayamos al tópico de la pareja, que también se incluye; hagámoslo extensivo a las relaciones personales en general: un amigo al que echas de menos, una hermana con la que bromear (y a la que picar, los que las tienen se sentirán identificados supongo) o alguien con quien te gustaría pasar mucho más tiempo bajo las mantas (en el sentido que a cada uno más le guste) El estar acompañado puede hacer de cualquiera de las actividades comentadas antes, algo mucho más llevadero, divertido y hasta productivo. Lo único que no puedo controlar, son esos pensamientos típicos y románticos de una tarde de lluvia, sintiendo a esa persona a tu lado.

Entre folios, documentos de word, lluvia y capítulos de series me toca a mí pasar la tarde. ¿Alguien que quiera hacerme compañía?

"... Cause I wanna feel the thunder, I wanna scream..."

miércoles, 17 de octubre de 2012

Vocación

Cuando te estas formando para algo que realmente te gusta, que te apasiona, que te lleva al punto de decir "no me importa ir a 80 charlas fuera de mi horario y desplazarme a donde haga falta", ese es el momento en el que entiendes el concepto de VOCACIÓN.

En mi vida pasada (más bien anterior, pero le da un toque literario más molón) me codeaba con personas que realmente sentían ese sentimiento de pertenencia y de vinculación. Es de sentido común que los futuros medicuchos deben sentir una vocación real por su carrera y por lo que será su día a día hasta que se jubilen. Por fortuna, conozco casos que son capaces de llevar esa sensación hasta su máximo exponente y son aquellos que para mí serán buenos profesionales en el futuro. También está el lado opuesto de la moneda, que no quedarán impunes en esta entrada. Son esas personas que sienten un ligero cosquilleo de lo que ellos entienden por "vocación", pero sus metas personales distan mucho del objetivo inicial comentado. Véase prestigio, un salario junto a una vida acomodada y toneladas de "pseudoreconocimiento" (lo que viene siendo una necesidad de atención causada por un complejo de inferioridad más largo que ancho, cuidado amiguitos). A todos ellos, desde el cariño, solo puedo decirles: MEDIOCRES.


Ahora con mis estudios de psicología soy capaz de ver más allá y, dejando a un lado los conocimientos, he podido sentir en mis entrañas, de un modo absolutamente visceral, el concepto de vocación (¡¡al fín!!) En mi caso, ese momento llegó cuando sentí que mi integridad y ética como futuro psicólogo se vió amenazada o más bien cuestionada. Se te hace un nudo en el estómago, te alteras, realmente sientes que te ofenden, no comprendes que lleva a esos cafres individuos a ponerte en duda... Y ahí apareció, como una llama recién prendida, la PASIÓN.


Desde aquí, a ti que me lees, solo puedo decirte que te involucres en lo que realmente te gusta, haz algo que haga que todo tu ser se excite, que te desborde, que te compense... Verás lo gratificante que puede resultar





sábado, 13 de octubre de 2012

Organización y Espontaneidad

Según vas creciendo y avanzando en tu vida, te das cuenta de lo importante que es la planificación y la programación en el día a día. Una agenda puede convertirse en tu mejor aliada en un mundo en constante cambio, cuando te retrasan una cita programada hace dos semanas para tres días después y cosas por el estilo. Los que me conocen saben que soy fan incondicional de la programación, aunque a veces me deje llevar por el tentativo camino de la espontaneidad (cosa que hago mucho menos de lo que debería)

No solo está bien llevar un control de las cosas formales, citas médicas, turnos de prácticas y grupos de estudio, sino también de las relaciones informales (no siempre, pero es un consejo) Realmente es un alivio y supone menos quebraderos de cabeza, cuando llevas un relativo control en lo respectivo a los planes de ocio. Además que lo disfrutas sin presiones, sin agobiarte por estar en otro lugar o haberle dicho a Fulanito que te veías con él un rato después, pero pasando primero por casa de Menganito.

Hoy me fui de almuerzo con mi querida D y unos amigos más, una tarde con una comida digna de cualquier restaurante estilo dinner americano. A pesar del rato de espera, la poca disponibilidad de mesas y los traslados de última hora, fue un rato de lo más agradable y divertido. Y, como un servidor cree, parte de esa diversión se debe también a haberlo organizado con tiempo.

Pero dentro de mi cuadrícula de mundo organizado y con sus límites, surgió después la posibilidad de un paseo inesperado, con un café aún más improvisado, para seguir contando cosas entre ella y yo. Solo puedo decir que cada persona es un mundo independiente, esperando a ser descubierto y explorado, y en el caso de mi querida D, las aventuras que se pueden compartir son dignas del mismísimo Julio Verne. Lo siento, queridos amigos, pero esas cosas les aseguro que se van a quedar entre ella y yo, o para ti si lo lees, entre tú y yo


Tardes en el parque


Ya había comentado que escribir en otros lugares siempre viene bien para darle un poco de juego a la realidad (y a la fantasía también, que nunca está de más) Hoy me he venido a escribir la entrada a un espacio cubierto de verdor, hojas secas y bambú (muchos ya lo reconocerán, al resto les doy libre albedrío a su imaginación)

Un parque es el lugar ideal para todas las edades, el rango que puedes variar no tiene parangón. Empecemos por los niños, con su inocencia y sus manos cubiertas de tierra (eso es bueno, futuras y aprensivas madres/padres, dejadlos que vayan desarrollando su propia inmunidad) Corretean de un lugar para otro, despreocupados, con el único pensamiento de si volverán mañana o no, lo que sea necesario para recuperar la sonrisa de su rostro. En este grupo nunca está de sobra incluir a sus custodios, sean padres, abuelas, primos o hermanas responsables, con un ojo sobre ellos y el otro también. Extremar las precauciones nunca está  de más, y menos con estos “gigantes menudos”.

También tenemos a los adolescentes, en esa fase de exploración personal, de buscar su identidad, de “me visto como quiera y me da igual como me mire el resto del mundo” que todos hemos pasado (sean con conductas referidas al vestuario, actitud o cualquier otro tema) Sí, asúmelo, tú también eras así y pasaste por ella, no te pongas de remilgoso ahora que nos conocemos… Cómo es lógico en un parque, mire donde mire voy a ver parejas, de todos los tipos, edades y colores, pero eso ya lo dejo para otra entrada, que si no esta se me hace muy extensa.

Otro grupo es el de los adultos y las conductas que se observan en ellos son más simples, o menos interesantes, dicho de otro modo. Muchos vienen solos, en mallas y tenis, de lo más deportivos para aprovechar el aporte de oxígeno extra de los árboles en su ejercicio diario/semanal/anual (vaya usted a saber…) Otros vienen en grupos, arreglados como para ir a una boda, con el único fin de sentarse a tomar un café o lo que surja y ponerse al día de sus novedades. Pero mis favoritos son los paseadores de perros. Pillan cualquier ropa tirada por casa, correa y bolsita en mano y salen a la aventura. Siempre en buena compañía, nunca solos, con expresión de estar resolviendo el mundo perdidos en sus cavilaciones o pendientes del boletín informativo de la radio.


Y por último están esos especímenes, que puedes ubicar casi en cualquier grupo de los anteriores. Esos que ves deambular solos, muy probablemente enchufados a unos cascos y un reproductor de música, y que son parte de un cajón de sastre mucho más amplio. Desde abuelos que pasean por hacer de su tarde algo más entretenida, mujeres que esperan y desesperan no se sabe muy bien a qué y jóvenes que se sientan en un banco con un mini-portátil en el regazo esperando que se les ocurra alguna buena idea sobre la que escribir una tarde de sábado.


viernes, 12 de octubre de 2012

Sonrisas

Si bien es cierto que los dramas y las tragedias son partes importantes e inevitables de nuestro día a día, nadie nos ha dicho que no esté en nuestra mano tomarnos el resto con el mejor humor posible, ¿o no es cierto? =)

Mucha gente sabe que hay estudios que lo demuestran: sonreir es bueno para nosotros, para nuestra salud, para nuestro entorno, en definitiva, para la vida en sí, pero luego las personas no están tan susceptibles a dejarse llevar por el sentido común. ¿Qué es lo que pasa? Que se enfurruñan, se amargan, se enfadan y, finalmente, se ponen tristes. Y desde aquí lanzo mi guante, mi granito de arena, mi aportación... ¿Para qué? ¿Realmente te compensa? Si tanto lo quieres o lo deseas, lucha por ello; si no puedes hacer nada, ten la madurez de aceptarlo y asumirlo. Pero nunca te olvides de poner una sonrisa en la cara =)

Como a mí me gusta ilustrar con ejemplos propios las cosas que digo, no me voy a ir muy lejos. Esta semana durante unas conferencias a las que fui con unos amigos, tuve la suerte/mala pata/destino/fortuna (llamadlo como queráis) de ser víctima de un ataque de risa. Lo gracioso de la situación es que me pasó durante una ponencia y no sabía como controlarlo. Mi cuerpo se agitaba con pequeños botes, las lágrimas me corrían por las mejillas como hacía tiempo que no pasaba, mis mejillas estaban rojas a punto de echar fuego... y todo esto intentando hacer el menor ruido posible. Parece que se pasa mal, pero queridos amigos, compañeros y lectores varios, les confieso que ha sido uno de los mejores momentos que he tenido en las últimas semanas =)


You're Never Fully Dressed Without A Smile

miércoles, 3 de octubre de 2012

Batacazo electoral

Ya he mencionado más de una vez el peligro que tienen las expectativas en nuestro día a día. Muchas veces te exaltan cuando se cumplen, pero en otros casos, del batacazo no nos libra nadie. Y, en esta ocasión, yo soy de los del segundo grupo.

Muchos años después, superados los traumas de la infancia y con unos toques de fobia social (estamos trabajando en ello...) decidí que era hora de sacudirme las telarañas y enfrentar a mi coloso particular: el público y, en este caso, el cargo de delegado de clase. No es que tuviera muy buenas experiencias en el pasado con el tema, de hecho más de un buen disgusto me costó. Pero con los años uno se vuelve más cauto, más organizado y más sabio, lo suficiente para saber cómo moverse en la universidad y los botones que se deben pulsar (y si me apuran, hasta el grado de presión que se le debe infligir)

Durante todo este período, me complace anunciar que no estuve solo. En el principio me mostraba más reticente, me alejaba del tema, pasaba sobre él de puntillas... (mecanismos de defensa, capítulo 102) No obstante, y con un empujoncito de mis amigas R y B (sobre todo), decidí que ya era hora, que era mi hora. Además, creo que mi sistema al grupo en general le beneficiaría enormemente, por los conocimientos previos de la institución que tiene un servidor, el manejo con los cronogramas y los equilibrios que he hecho a la sombra con los horarios. Tras los consejos de D, S y M, unidos al apoyo de P, I y R, no tenía ya lugar para esconderme. Me tocaba dar la cara...

Y eso fue lo que hice hoy, el día de la elección del Prefecto de la clase. Tras un discurso sin preparar, donde los nervios jugaron más de una mala pasada, mi momento frente al temido público llegó y pasó, fugaz, como tirar de un esparadrapo en un solo gesto. Hay que mejorar las técnicas de discurso en público, me lo repetiré hasta interiorizarlo y personalizarlo de una vez por todas (dadme un tiempo, un poco de consideración) Tras el recuento de votos, no fue suficiente para optar al cargo. Pero hay 11 gracias muy especiales que tengo que dar por la confianza que me dieron con su papeleta. A los que ya se las he dado en persona, se las reitero, y a los que no pero por casualidad me leen, también. Gracias miles.


"Dedicado a mis directoras de campaña, que tanto lucharon por un futuro mejor para la clase"




martes, 2 de octubre de 2012

Un café entre tú y yo

Antes de comenzar con la entrada propiamente dicha, me gustaría recalcar el hecho de que soy consciente de que debería haber estado publicada mucho antes (tanto como el fin de semana pasado) y que las sorpresas se hacen esperar a veces más de lo que nos gustaría, pero aferrándonos al refranero popular: "más vale tarde que nunca", ¿verdad? =)

No podía creer que ese sábado hubiera llegado. La verdad que cuando estás alrededor de un año esperando para tomar un café con alguien (que se dice pronto), las expectativas pueden desbordarte de manera que no te esperas (precaución pequeño corazón) Salí temprano de casa, portátil en mano, para no llegar tarde. Iba enfrascado en mi música, con pasos de baile apareciendo sin cesar en mi cabeza, arropado por el calor de la tarde de un otoño que, de momento, comienza tímido su andadura por la estación. De camino por el parque, me dio por atravesarlo. No me pude resistir a ese pasillo de bambú y a que se me escape alguna que otra sonrisa en el proceso (ahora que lo pienso, fue un momento muy zen, muy de conexión naturaleza-uno mismo)

Y con una puntualidad inglesa que me dejó de lo más sorprendido, llegué al punto de encuentro. Imaginad cual fue mi reacción cuando vi que ella, mi querida D, estaba ya esperándome allí. Me recibió con una de las sonrisas más sinceras que recuerdo en los últimos años (dejemos la hipocresía y las dobles caras para otra entrada, que ya le voy teniendo ganas...). Y así dio comienzo una puesta al día mutua sobre las novedades en nuestras vidas. Tirar de retrospectiva y disco duro emocional puede ser algo amargo, ¿qué mejor que suavizar el momento con un café bien dulce y ver tu propia mirada reflejada en unos ojos que no pierden hilo de lo que vas contando? Bienvenidos al maravilloso mundo de la retroalimentación positiva, los refuerzos y las mejoras en las relaciones sociales (De nada por el consejo)

En un santiamén, se nos pasó la tarde, entre confesiones y cafés, entre risas y escalofríos, entre un dulce y un vaso de agua ausente, pero lo más importante, entre ella y yo, o como me consta que prefiere, entre tú y yo. Quiero que sepas que espero con entusiasmo nuestro próximo encuentro, y que espero que no se demore un año =)

"Con todo mi cariño para D, por devolverme parte de esa inspiración dormida"