No solo está bien llevar un control de las cosas formales,
citas médicas, turnos de prácticas y grupos de estudio, sino también de las
relaciones informales (no siempre, pero es un consejo) Realmente es un alivio y
supone menos quebraderos de cabeza, cuando llevas un relativo control en lo
respectivo a los planes de ocio. Además que lo disfrutas sin presiones, sin
agobiarte por estar en otro lugar o haberle dicho a Fulanito que te veías con
él un rato después, pero pasando primero por casa de Menganito.
Hoy me fui de almuerzo con mi querida D y unos amigos más,
una tarde con una comida digna de cualquier restaurante estilo dinner
americano. A pesar del rato de espera, la poca disponibilidad de mesas y los
traslados de última hora, fue un rato de lo más agradable y divertido. Y, como
un servidor cree, parte de esa diversión se debe también a haberlo organizado
con tiempo.
Pero dentro de mi cuadrícula de mundo organizado y con sus
límites, surgió después la posibilidad de un paseo inesperado, con un café aún
más improvisado, para seguir contando cosas entre ella y yo. Solo puedo decir
que cada persona es un mundo independiente, esperando a ser descubierto y
explorado, y en el caso de mi querida D, las aventuras que se pueden compartir
son dignas del mismísimo Julio Verne. Lo siento, queridos amigos, pero esas
cosas les aseguro que se van a quedar entre ella y yo, o para ti si lo lees,
entre tú y yo.
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