Hay mil formas de decirlo: "no te metas en la boca más de lo que puedas tragar", "vísteme despacio, que tengo prisa" o "más vale pájaro en mano que ciento volando" El refranero español nos ayuda a tratar con los menesteres del día a día de forma aparentemente sencilla. Entonces, yo pregunto, ¿por qué nos empeñamos tan a conciencia en no hacerle ni puñetero caso?
Voy a permitirme la licencia de hablar en nombre de muchos de nosotros, porque creo que ya hemos perdido la cuenta de despistes o cosas que se nos han pasado por alto. Cuando no es una cita que llevamos tiempo postergando, son unos apuntes que no hemos puesto al día o un reencuentro que queremos evitar a toda costa. Si no es por una cosa es por otra, pero se nos va el santo al cielo y no lo hacemos. El primer pecador en hablar va a ser un servidor y no me iré muy lejos. Quería hablar de las tres o cuatro entradas que se me han ocurrido durante la semana para el blog y por mil y una excusas motivos diferentes, pues no he publicado. El hecho de forzarme a escribir este Mea Culpa públicamente es para que quede constancia de mi inconstancia (valga la redundancia) y sirva de referente para meterme un poquito de caña. No quiero olvidar los objetivos de mejorar como escritor y si el blogger me sirve para ello, pues hay que ponerle empeño.
Si bien, ¿no dicen siempre que si no tienes algo interesante que decir, mantengas la boca cerrada? Aquí el que esté libre de pecado...
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