Muchas veces encontramos en la familia la alternativa a los planes a los que estamos acostumbrados. Y para ser justos, no solo la alternativa, sino en ocasiones también la primera elección. Sin entrar a valorar los lazos familiares ni los problemas/beneficios de la convivencia, me voy a sumergir un poco en las relaciones intergeneracionales: toca pasar tiempo con los abuelos.
Ellos nos cuidan al nacer, se preocupan de mimarnos, de darnos esa galleta que nuestras madres no nos dejan comer y de cumplir con todos nuestros deseos. Desde aquí creo que es una especie de mecanismo de sobrecompensación. Todo lo estrictos que fueron con nuestros padres, lo liberan en forma de cariño con la siguiente generación. Y a mí, que soy el beneficiario en estos casos, me encanta. Qué le deparará el futuro a mis hijos y nietos (si es que los tengo) sobre la forma de comportarme con ellos es todo un misterio, pero muchas flechas apuntan a que la historia podría volver a repetirse. Agradecido. Esa puede ser la mejor descripción.

No hay comentarios:
Publicar un comentario