lunes, 30 de julio de 2012

Hogar

Ya el traslado ha dejado de ser un proyecto para convertirse en realidad. Así es señores, tras muchas cajas, cinta de embalar y muebles que montar, un servidor puede decir que oficialmente se ha mudado. Quería esperar un poco para publicar esta entrada, pues como ya he venido comentando, uno requiere de su período de adaptación y de hacerse con lo nuevo para poder formarse una idea.

Una semana es el tiempo que llevo viviendo en mi nueva casa y se le va cogiendo el gustillo. Al principio, con todos lo que tienes por colocar, ni tiempo tienes para decidir donde poner las cosas, en que sitio quedan mejor, o que momento vas a colgar ese cuadro nuevo que le da a tu habitación ese aire tan pintoresco que estabas buscando. Es más una vorágine de polvo, cosas viejas, recuerdos usurpando lugares nuevos y trastos a los que darle sitio. Pero, les digo que con una buena organización (y con un par de manos extras) se pueden lograr muchas cosas en poco tiempo.

La primera noche que iba a pasar en mi casa, así por avatares del destino, sonó en mi coche la canción "Home" de Michael Bublé y fue tal la emoción que me embargó que se me rallaron los ojos en medio de la autopista (aunque uno disimula y se pone a cantarla a pleno pulmón para pasar mejor el trago) La nostalgia nos invade cuando tenemos que despedirnos de algo, de alguien o, en este caso, de un hogar donde has vivido grandes momentos. Nunca está de más rodearse de ese par de manos extras para que la transición sea más soportable (y gracias a ellos, se ha conseguido)

Siento que en breve volverá a darme la vena bloguera y les daré más el coñazo, pero por ahora me despido pensando en mis antiguas vistas y compartiendo lo que ven mis ojos cuando me asomo a mi nuevo balcón.


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